He descubierto que, además de gustarme demasiado los verbos compuestos, soy como un árbol, que se enamora de sus hojas en primavera, pero las deja ir libres en otoño, porque ya no las necesita, porque el ciclo de la vida y los vientos las echan a volar, para luego morir. A pesar de ser primavera, mis hojas se están
muriendo.
Te quiero Klimt.
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