viernes, 23 de diciembre de 2011

Cortito y al pie

Supongo que el calor, sumado a las corridas para "ayudar" al viejo panzón de pelo y barba canosa y de traje rojo, es lo que altera el mundo pasado el 20 de diciembre. Por lo menos en este hemisferio, en el norte quizás sea el frío también, o quiero suponer que es eso. La gente se pierde... en sí, en su ego, en sus ansias de llegar al 24 a la noche con todo liquidado como si tuvieran la exclusividad de la Navidad. Muchos ni siquiera saben detrás de qué corren, pero corren. Muchos no festejan la llegada de un hombre que dentro de 4 meses volverá a ser crucificado como todos los años, para que los creyentes tengan otro motivo de "celebración". No es que esté en contra de la religión, ni que esté a favor. Es que la idea de "las fiestas" me repele un poco desde que tengo uso de razón (cuasi adulta). Justamente los chicos son los que lo hacen interesante, ver como primos y familiares de menos de 8 años (aprox), corren a buscar los regalos y miran por cada rincón para ver dónde mierda se metió Papá Noel, me da cierta ternura, por un lado, y un tanto de culpa por otro... Hacerles creer de tan chicos, mentirles de tan chicos sobre una persona a quien esperan todo el año? Mientras que papi y mami corren a las puteadas por todo el lugar buscando qué regalar, qué comprar, qué comer, qué llevar, qué se puede y a qué no se llega... ¿Dónde quedó el espiritu navideño? Reivindico mi postura, no me gusta la parafernalia ficticia de las fiestas, ni un poco. No sé si podría reemplazarlo con algún fenómeno similar, no sé si existe tampoco, o si preferiría que exista, ni siquiera estoy en contra de "la Navidad", sino más bien en la postura que tiene la gente frente a ella. No hay que ganarle a nadie, no hay que comprarle el verso a nadie, no hay que seguir a nadie... Si son tiempos felices ya sea por religión, costumbre o comercio, hay que pasarlo lo mejor posible y en calma. A quienes no festejan bienvenidos y felicidad, a quienes festejan felicidad, a quienes no creen felicidad. No me importa a quien: FELICIDAD. Y eso, no está ni en bolsas, ni en tiendas, ni en comida, ni en pólvora... Está mucho más cerca y sale muchísimo menos.

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