miércoles, 22 de septiembre de 2010

Encadenamiento de las pasiones.

(...) Explicado esto, podemos mostrar cómo se engendran las pasiones en la conciencia. Tomemos el caso más complicado: un bien arduo, separado de nosotros por un obstáculo.
El primer movimiento es el amor de bien considerado en sí mismo; es el resorte de lo que sigue. por el hecho mismo de que el bien es amado, el obstáculo que de él nos separa aparece como un mal y se convierte en objeto de odio. Simultáneamente se despiertan el deseo del bien y la aversión hacia el obstáculo.
Según el obstáculo aparezca como superable o insuperable, nace la esperanza o la desesperación. Cada una de ellas da lugar a un desarrollo paralelo.
La esperanza engendra la audacia: salimos al paso del obstáculo; después la cólera, en el momento en que lo abordamos, y por último la delectación, cuando hemos vencido el obstáculo y poseemos el bien.
Paralelamente, la desesperación engendra el temor: retrocedemos ante el obstáculo. No hay movimiento de cólera porque no llegamos a estar en contacto con el obstáculo. El temor engendra directamente la tristeza porque no poseemos el bien deseado. El valor de esta clasificación consiste ante todo en el orden que establece en los movimientos complejos del corazón humano.(...)

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